A una edad en la que la mayoría piensa en jubilarse, María Cristina Rojas decidió volver a las aulas y, actualmente, a sus 74 años, es una de las profesoras más queridas y mejor evaluadas del Instituto Profesional IACC.
Todo comenzó cuando tenía 65 años, en 2016: «Quería seguir aportando, y la docencia fue la forma de hacerlo. Me motivó profundamente el poder transmitir mi experiencia a nuevas generaciones».
María Cristina es viuda y madre de dos hijos. Su hija tiene 52 años y es doctora en bioquímica e investigadora en Suiza tras doctorarse en Harvard; y su hijo Paul, de 49 años, es abogado y coordinador académico en IACC.
No obstante, no imaginó que la vocación que ella y Paul sienten por la educación los llevaría algún día a trabajar juntos en el mismo establecimiento.
«Trabajar con mi hijo es muy entretenido. Somos muy unidos y tenemos mucho que compartir. Él comprende profundamente lo que significa acompañar a los estudiantes», sostuvo.
“No porque tenga el pelo blanco voy a quedarme atrás”
Si bien la docente contaba con más de 20 años de trayectoria, a sus 65 años se enfrentó a un desafío completamente nuevo para ella: la llegada de la tecnología a las salas de clase.