Comienzan las clases, el reencuentro con amigos y con la vida escolar, pero… ¿Qué pasa si la experiencia de nuestros hijos no es tan feliz como quisiéramos? El acoso o bullying escolar, es un problema que afecta a toda la comunidad educativa y que en ocasiones pasa desapercibido.
En 2023 la Superintendencia de Educación dio cuenta de 4.502 denuncias por ‘maltrato entre estudiantes’. La cifra es un 12% menos que en 2022, pero es también la segunda más alta en una década.
¿Cómo abordar esta problemática? Paz Lorca, directora de la Escuela de Desarrollo Social y Educación de IACC, explica que muchas veces un caso de bullying implica la participación de varios actores, “testigos o espectadores que apoyen la agresión y que no protegen a quien recibe los agravios, por lo que es fundamental estar atentos al comportamiento de nuestros hijos y cómo se relacionan con sus amigos, con sus profesores y con el resto de la comunidad educativa”.
La académica entrega cinco acciones que nos podrían ayudar a prevenir estos casos, ya sea si nuestro hijo es víctima o victimario.
Lorca explica que estas problemáticas se presentan en muchos, además del escolar, y requieren también abordarse desde la formación de profesionales. “En la Escuela de Desarrollo Social y Educación hemos incorporado la educación emocional a nuestras mallas curriculares, atendiendo el desafío de implementar esta mirada en establecimientos educacionales, pero desde la formación de técnicos y profesionales y siempre teniendo como objetivo cuidar la salud mental y bienestar de todos los estamentos involucrados en el proceso educativo. La familia es el núcleo central y los establecimientos educacionales son una institución formativa y de apoyo, por ello al trabajar de manera colaborativa se establecen bases sólidas que permiten desenvolverse en un ambiente de respeto, solidario, empático y sano”, detalló Paz Lorca.
Cabe recordar que este tema se aborda también en Ley 20536 sobre Violencia Escolar, promulgada en 2011, y que impone sanciones y multas a los establecimientos educacionales públicos y subvencionados, que no apliquen medidas de resguardo y/o disciplinarias ante casos de bullying. Incluso cada colegio debe tener un Consejo Escolar, cuya función adicional es “promover la buena convivencia escolar y evitar cualquier tipo de agresión, hostigamiento y violencia física o psicológica hacia los alumnos”, indica la Biblioteca del Congreso Nacional.
En el caso de los establecimientos particulares, que no tienen esta obligación, deben tener un Comité de Buena Convivencia Escolar que cumpla la tarea del Consejo Escolar.
